Haciendo memoria
para crear nuevas historias
El pasado viernes 8 de mayo se realizó el primer encuentro de formación sobre Agricultura Urbana y Ciudadanía, en el marco de la escuela de ciudadanía de la asociación civil Cirujas. Participaron representantes de más de 10 organizaciones barriales que trabajan en la temática.
Más de 30 agricultoras y agricultores urbanos y periurbanos se dieron cita el pasado viernes, en la sede de Cirujas, en González Catán, con el objetivo de construir acuerdos en torno a la agricultura urbana, promover la visibilidad de las prácticas, la articulación entre organizaciones y la incidencia de las mismas en la generación de políticas públicas favorables al sector.
Los participantes reflexionaron en conjunto sobre sus historias personales y cómo estas fueron marcando su presente como agricultores urbanos. Realizaron un recorrido histórico, desde sus antepasados familiares, que les permitió reconocer puntos en común entre cada relato: el trabajo en la tierra, la producción para el consumo propio, la venta del excedente, el trabajo familiar y la migración del campo a la ciudad.
Compartieron una lectura sobre cómo estos acontecimientos estuvieron ligados a diferentes modelos políticos y económicos que, a lo largo de la historia del país, configuraron situaciones de pobreza, pérdidas y exclusión.
Desde ese punto de partida, los agricultores expresaron algunos acuerdos sobre lo que significa hacer hoy agricultura urbana. Lo que empezó siendo una estrategia frente al desempleo, a la urgencia de comer todos los días, de tener un ingreso de dinero, fue adquiriendo nuevos significados: “Lo que hacemos nos gusta de alma, nos hace sentir bien”, afirmaron la mayoría de las mujeres y varones presentes. La agricultura urbana es alimentación sana porque cada familia y cada organización conoce y decide lo que produce y es integración e inclusión desde el momento que permite el encuentro entre individuos, grupos y organizaciones.
El debate siguió en torno a los desafíos de la agricultura urbana en el actual escenario político, económico y social, para proyectar futuras acciones colectivas. Los desafíos mencionados tienen que ver con articular entre organizaciones; fortalecer los grupos, instituciones y espacios dedicados a la agricultura urbana; poner en agenda la discusión de temas claves, como la soberanía alimentaria, la propiedad de la tierra, el cuidado del medio ambiente; gestionar recursos financieros y materiales para sostener y ampliar las prácticas; y repensar el sentido del trabajo, la educación y la economía desde esta perspectiva.
El encuentro finalizó con el acuerdo generalizado de que las estrategias para repensar y actuar en el marco de la agricultura urbana deben ser creadas y que dependen, en gran medida, de la capacidad que la organizaciones adquieran como colectivo, para incidir en políticas públicas que incluyan y valoren las prácticas de agricultura urbana y a quienes las realizan como medio y forma de vida.
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